Palma, vestida de Katrina Cirer
Palma no sólo
tiene la inmensa fortuna de que su alcaldesa sea la mujer mejor tapizada de los
contornos, sino también la más generosa. Gracias a ello, está vistiendo a la
ciudad con su estilo inconfundible. La diseñadora Katrina Cirer tiene nombre de
huracán, y efectos no menos devastadores. Cuando acabe de uniformar la urbe, no
la conocerá ni la madre que la parió. El espanto también es una corriente artÃstica,
que ella domina a la perfección cuando nos monta su escenario de teatro pánico.
Puesto que Doña Cirer se ha empeñado en conjuntarse con su territorio, las
excavadoras van a tener mucho trabajo, a estas horas ya debe haber enviado una a
la capilla de Miquel Barceló. Y recuerden que no podemos devolver a la primera
edil, como hace ella con sus medallas.
¿Por qué se llaman conservadores, si destrozan la isla? Porque esa ironÃa les
permite actuar sin prejuicios. Antes de que alguien plantee quién se atreve a
tirar la primera piedra, ellos han tirado el puente entero. Tampoco se detienen
en bizantinismos artÃsticos. Si no les detiene el Pont des Tren, cuánto menos
una vulgar cruz junto al monasterio cisterciense de La Real, a demoler cualquier
madrugada de éstas. Si el artÃculo fuera de ficción, les enredarÃa ahora con
la teorÃa del tipping point o gota que colma el vaso, ese punto nimio en
apariencia pero que desata una reacción contra los autores de atrocidades
superiores, que no perturbaron el radar colectivo. Sin embargo, no abandonemos
la realidad palmesana, donde un tipping pont es inimaginable. Demasiada
conmiseración ha mostrado Katrina Cirer, al tolerar que el Govern movilizara
sus armas de destrucción masiva en sábado y de madrugada, alimentando asà el
espejismo de que, en dÃa laborable y a mejor hora, los ciudadanos hubieran
protestado. No puede haber mala conciencia donde no hay conciencia, por lo que
nos detenemos en el admirable factor humano de esta paladina de la integración
de su vestuario con su ciudad. Katrina Cirer es más comprensible como artista,
o como tifón, que como alcaldesa. Palma es su Nueva Orleans, doncella.
|